jueves, 9 de agosto de 2012

ASESINAN A EVO MOARLES, PRESIDENTE DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA

Este sería uno de los muchos titulares en los periódicos de Bolivia y la región, si se diese el caso hipotético de un supuesto magnicidio en contra del presidente Evo Morales.

Para analizar este escenario se deben contemplar tres elementos, orientados a comprender las variables que se desprenden estos, para así no perder el hilo conductor del relato.

El primero: ¿A quién le interesa un Evo Morales muerto? Existen muchas posibilidades. Se podría pensar inmediatamente en la oposición. Pero ¿sería conveniente a los intereses de la oposición política un magnicidio actualmente? Se tiene un escenario pre electoral donde el MAS ganará seguramente con más del 50% en un país relativamente estable, con un Instrumento Político “aliado” al sector financiero y parte del sector agro-empresarial. Un MAS que se proyecta a largo plazo como partido no como Estado. Evidentemente un sector de la oposición (el más radical) quisiera ver a Evo Morales fuera del ruedo político a como dé lugar, pero existe otra oposición que supo cinturear en la tormenta del ascenso de los movimiento sociales al poder político, ésta fue la oposición económica, que hoy goza de relativa tranquilidad. Qué sector abalaría un escenario de este tipo. La oposición, por supuesto deslindaría toda responsabilidad del hecho, más bien podría verse llorar compungidamente a varios opositores sobre el ataúd de Morales en semejante escenario.

Por otra parte se tiene al propio MAS como partido político y campo de poder donde ciertos elementos quisieran un evismo sin Evo. Podría resistir el MAS un proceso sin
el líder y/o caudillo.  En el campo económico, ¿existen fuerzas transnacionales que desean u optarían por el asesinato de Evo Morales? Para concluir queda el contexto internacional: interesa realmente un magnicidio a los EEUU a través de la CIA o el MOSAD.


El segundo punto, ¿Cuál sería la metodología a utilizar en un supuesto atentado contra la vida de Morales? Uno podría entrar a jugar con varias modalidades de asesinato: envenenamiento, accidente, un disparo certero de un francotirador en frente del Palacio Quemado, un explosivo en un congreso campesino, atentado por un fanático “ultra masista” a sueldo, que ve que las premisas del “verdadero cambio” del MAS no se han cumplido, similar al atentado contra Isacc Rabin en el 95, esta vez por un fanático del proceso de cambio.

El envenenamiento sería algo eficaz si se piensa en la poca seguridad con que cuenta el mandatario Morales cuando viaja a algún pueblo para entrega de obras. Una lagua podría convertirse en un arma letal. Luego tenemos un clásico; el accidente (aéreo) por el tema de viajes y los helicópteros, un boicot técnico. Otra modalidad clásica y personalmente la más sofisticada es la de un mercenario francotirador asistido de una barret 50 en cercanías de algún edificio de la plaza Murillo.  Por otra parte, un explosivo en un congreso campesino o acto aniversario sería una opción. La última modalidad  elegida: un férreo fanático defensor del proceso de cambio defraudado por el caudillo atentaría contra la vida de éste en un acto público armado con un 9mm.

Aqui: el supuesto Chairo asesino

Por último, ¿Cuáles serían las consecuencias que desataría este “aleteo de mariposa” en la coyuntura política nacional o regional?

En vista de lo reseñado, ¿el MAS soportaría la ausencia de su líder y/o caudillo? o moriría como Condepa. Qué sucedería inmediatamente al atentando, ¿esta sería la mecha para activar nuevamente el proceso secesionista del oriente y dividir de una vez por todas Bolivia, tarea agendada ya hace mucho tiempo en el plano internacional. ¿La región se bancaria una situación semejante, con un Afganistán en el corazón de Sudamérica? Qué rol jugaría Brasil y algun otro país “aliado”

Más allá de todas las especulaciones, que podrían ser muchas más, las tareas de más importancia en un escenario de este tipo las tienen el Ministerio de Gobierno, y la estructura política del MAS. El primero asentando en los servicios de inteligencia y la seguridad y el último, en la conformación de un partido fuerte sin personalismo excesivos y con una proyección política de Estado a largo plazo que pueda sostener el proceso de cambio sin estar supeditado a un individuo.

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